El artífice del famoso Cristo del Otero, que ha llevado el nombre de Palencia por medio mundo, no es otro que el palentino Victorio Macho. Nacido en Palencia en 1887, con tan solo diez años se traslada con su familia a Santander donde comienza su formación en la Escuela de Bellas Artes y Oficios. Siendo ya adolescente, a los 16 años y gracias a una beca, continúa sus estudios en Madrid, en la Real Academia de San Fernando, en la que sería uno de sus alumnos más aventajados.
Allí comenzaría su primera etapa como escultor influenciado por el modernismo y los autores de la Generación del 98, con los que entablaría estrecha amistad. Pronto empezó a destacar como exponente de la escultura moderna española, aunque su consagración como escultor la obtuvo con el Monumento a Galdós de 1919, que puede verse en el Parque del Retiro de Madrid, donde posteriormente realizaría monumentos dedicados a Ramón y Cajal y a Jacinto Benavente.
Sin duda la obra cumbre del escultor Victorio Macho es el Cristo del Otero. Con 21 metros de altura, se trata de la escultura de Jesucristo más alta de España y una de las más altas del mundo, solo comparable con el Cristo Redentor de Río de Janeiro. Está ubicada en uno de los cerros a las afueras de la ciudad de Palencia y contrasta con la inmensa llanura de Tierra de Campos. Tras un año de trabajo agotador, se inaugura el 12 de junio de 1931 y se aprecia la influencia de corrientes modernistas como el cubismo.
En 1937, Victorio Macho inicia su trayectoria en el extranjero, primero en París, y poco después en Colombia, donde empezaría su etapa en el continente americano. Allende los mares dejó muestra de su arte y alcanzó gran relevancia debido a importantes encargos en Panamá, Venezuela y Perú. Su obra más importante de esta etapa es la escultura al Almirante Miguel Grau, encargada por el gobierno peruano.
En 1952 vuelve a España, instalándose en Toledo. En la que fue su vivienda se encuentra actualmente el Museo de Victorio Macho, donde pueden verse algunas de sus obras. Allí permanecería hasta su muerte en 1966. No obstante, sus restos descansan en la pequeña capilla excavada a los pies de su obra más querida, el Cristo del Otero de Palencia.
En el Centro de Interpretación de Victorio Macho de Palencia también puede verse una selección de sus obras más importantes, así como bocetos y dibujos realizados por el escultor, que muestran el proceso creativo del artista. Las obras de Victorio Macho pueden verse también por las calles de su ciudad natal, por la que siempre sintió un apego especial.