Ampudia es una villa de más de 600 habitantes en la actualidad. Desde la pequeña ladera sobre la que se levanta su castillo y se abren sus bodegas, Ampudia se asoma sobre los campos de cereal y los palomares de Tierra de Campos. La villa creció a la sombra de su castillo y fue declarada Conjunto Histórico Artístico desde 1965.
Al lado del castillo se encuentra la ermita de Santiago. En sus calles destacan los soportales mudéjares de las calles de Ontiveros y la Corredera, que apoyan en pies de roble y piedra. Una muestra de las casas típicas castellanas, construidas con adobe y entramado de madera, de dos pisos y con soportales para protegerse del sol en verano.
El recinto de la plaza de San Miguel alberga, además de la colegiata, la nueva casa consistorial y el convento de san Francisco, donde se ha instalado un precioso Museo de Arte Sacro.
Castillo de Ampudia
El castillo de Ampudia exhibe airoso su traza medieval. Cuenta con tres torres cuadradas en sus esquinas; la cuarta se derrumbó. Una curiosidad es que dentro de los muros de este castillo se firmó el documento por el cual se produjo el cambio de capital de Valladolid a Madrid
El castillo de Ampudia pasó de mano en mano hasta recalar en los duques de Lerma y Alba, que dejaron sobre sus piedras la huella de sus escudos nobiliarios y enriquecieron la fortaleza con salones y estancias lujosas. Esa grandeza señorial dio al cabo de unos siglos en un estado de abandono y prácticamente la ruina.
No obstante, en los años 60, el industrial galletero Eugenio Fontaneda compró la fortaleza a la condesa de la Granja por cien mil pesetas, que empezó a recuperar con su alquiler para el rodaje de películas. Fontaneda rehabilitó con gusto el castillo e instaló en sus dependencias una colección artística que incluye piezas arqueológicas, arte sacro, armas y aparatos musicales, juguetes populares y una botica medieval.
Los horarios de visita y los precios de la entrada se pueden consultar aquí.
La Giralda de Campos
La Colegiata de San Miguel es uno de los edificios emblemáticos del municipio, de estilo gótico.
El mismo duque de Lerma se ocupó de hacer aún más ostensible su poderío con la construcción de una torre de grandes dimensiones para la colegiata de San Miguel, que se conoce como la Giralda de Tierra de Campos. Esta torre levanta más de ochenta metros, lo que supone un contraste evidente con la llanura terracampina. Desde la atalaya del castillo se aprecia perfectamente la altura de la torre.
La colegiata conserva ricas capillas laterales, un órgano barroco que suena cada domingo y un buen muestrario de retablos realizados maestros reconocidos como Francisco Giralte y Felipe Bigarny. Pero toda su grandeza de tres naves se vino abajo en 1954, permaneciendo únicamente en pie la poderosa torre y los muros exteriores.