Frómista es una pequeña localidad palentina perteneciente a la comarca de Tierra de Campos. Está a 20 minutos de Palencia y 15 minutos de Carrión de los Condes y Osorno y atesora un gran patrimonio monumental.
Entre el patrimonio histórico y artístico de Frómista destaca:
- La Iglesia de San Martín de Tours, una joya del arte románico que aparece como ejemplo de este estilo arquitectónico en numerosos libros de historia del arte.
- La Iglesia de San Pedro, de estilo gótico, es la actual parroquia de Frómista. Construida en el siglo XV a pesar de que su portada es de estilo renacentista, en su interior alberga el Museo de arte sacro. Este museo cuenta entre sus fondos con una colección de 29 tablas pictóricas del siglo XV de estilo Flamenco, así como piezas de orfebrería histórica, como la patena relacionada con el Milagro de Frómista.
- La Iglesia de Santa María del Castillo, también gótica, está situada en la parte más elevada de la villa, donde se asentó el antiguo castillo de la localidad.
- Vestigia, leyenda del Camino, un museo multimedia en el interior de la Iglesia de Santa María del Castillo. Este montaje audiovisual cuenta los orígenes y la historia de Frómista, así como diversas leyendas y milagros en torno al Camino del Santiago.
- La ermita de Santiago, una pequeña ermita construida a las afueras del pueblo sobre un cerro desde el que se ve toda la localidad. En su interior lo más destacado es una talla románica de la Virgen del Otero que data del siglo XIII.
En Frómista confluyen dos grandes rutas: el Canal de Castilla, Bien de Interés Cultural desde 1991, y el Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo. Hay varias características que hacen que el Canal de Castilla a su paso por Frómista sea más especial. En primer lugar, en Frómista es donde se concentran más esclusas de manera consecutiva, formando el mayor salto de agua de esta obra de ingeniería. Por otra parte, es posible navegar en barco por el Canal a bordo del Barco Juan de Homar, en un recorrido de casi cuatro kilómetros paralelos al Camino de Santiago.
A las anteriores cabe añadir la Red de Sitios Cluniacenses, que reúne todos los lugares relacionados con la gran abadía de Cluny en Francia. En este Itinerario Cultural Europeo también están las localidades palentinas de Dueñas, Nogal de las Huertas, Villalcázar de Sirga y Carrión de los Condes, el municipio de Sahagún (León) y el Monasterio de San Juan de la Peña en Huesca.
Frómista también es paso en el Camino Lebaniego castellano, que une la Catedral de Palencia con Santo Toribio de Liébana en Cantabria.
Respecto a las principales ferias y festividades de la localidad, cabe destacar la Feria del Queso y Productos Agroalimentarios que se celebra en torno al 25 de julio y tiene su origen en las ferias de animales que se celebraban el día de Santiago. También congrega a mucha gente la Fiesta de la Vendimia, que se celebra en la primera quincena de octubre y cuyo mayor atractivo es la tradicional pisada de uvas. Las fiestas patronales en honor a San Telmo, de gran arraigo popular, se celebran el lunes después de Pascua y su acto central es la procesión del Ole que tiene lugar en la noche del domingo. En estas fiestas son tradicionales los Danzantes de Paloteo, que ejecutan bailes con palos y cintas muy llamativos.
La gastronomía de Frómista es similar a la del resto de la provincia. Sobresale el lechazo asado al horno de leña, así como los quesos y los embutidos. La bebida característica de la localidad es la esparceta (elaborada principalmente con vino) y de postre son típicas las rosquillas y los sequillos, que es habitual llevarse de recuerdo.
Frómista tiene una ciudad hermanada en la provincia de Pontevedra, Tuy, por ser el lugar donde falleció el patrono común de las dos ciudades, San Telmo. Además, en el casco histórico de Frómista hay una plaza en honor a esta ciudad.
Iglesia de San Martín de Tours, una joya del románico en Palencia
La Iglesia de San Martín de Tours, de época medieval, es uno de los monumentos más visitados de Palencia. Fue construida en el siglo XI por orden de la reina Doña Mayor de Castilla, viuda del rey Sancho de Navarra, en torno al año 1066, aunque ha sido ampliada en siglos posteriores. En su interior San Martín cuenta con una de las mejores colecciones de capiteles de Europa, de temática muy dispar. También son muy llamativos los más de 300 canecillos que rodean el alero de la iglesia en su parte exterior.
San Martín de Frómista fue la iglesia románica de aquel monasterio benedictino fundado por doña Mayor. De ese monasterio primigenio no queda nada en la actualidad. Fue necesario reconstruir la iglesia a finales del siglo XIX, época en la que adquirió su actual aspecto. San Martín es un templo formado por tres naves longitudinales con bóvedas de cañón reforzadas por arcos fajones. Estos arcos, sustentados en elevadas columnas, propician uno de los elementos más característicos de San Martín, los capiteles; una amplia colección de capiteles de distinta temática y con un nivel de detalle asombroso.
La Iglesia de San Martín de Tours ha sido declarada Monumento Nacional en el año 1894 y Bien de Interés Cultural en el 1982 por ser uno de los templos románicos más completos de Europa, y, como a veces la belleza es difícil de explicar, bajo estas líneas se muestran unas fotografías de la iglesia de San Martín de Tours desde diferentes ángulos y de alguno de sus detalles más sorprendentes.
El milagro de Frómista
Un suceso ocurrido en el año 1453 ha propiciado que Frómista sea conocida como La villa del milagro. Cuenta esta leyenda del Camino de Santiago que un tal Pedro Fernández de Teresa le pidió dinero prestado a un judío de la villa. No habiéndoselo devuelto al vencimiento del plazo pactado, el judío le denunció ante la autoridad eclesiástica, decidiendo esta su excomunión. Finalmente, el hombre saldó su deuda con el judío, pero olvidó confesarse y aclarar su falta.
Años después, Pedro Fernández cayó gravemente enfermo y pidió confesarse con el cura de San Martín que acudió raudo a administrarle los últimos sacramentos. Cuando el párroco se disponía a darle la Sagrada Forma, ésta se hallaba adherida a la patena con tal fuerza que no pudo separarla. En ese momento Pedro recordó que, tras pagar el préstamo, no se había confesado, y solo tras contárselo al sacerdote, este le absolvió y pudo administrarle otra Sagrada Forma. La original jamás pudo despegarse, y la patena, aunque ya sin la Forma, se conserva aún en el museo parroquial de la Iglesia de San Pedro, junto a la estola que llevaba el párroco de San Martín durante la confesión a Pedro Fernández de Teresa.