En pleno centro de Palencia, junto a la Plaza Mayor, se abre otra pequeña plaza en la que encontramos la iglesia de San Francisco. Es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad y desde su construcción allá por el siglo XIII tuvo gran importancia.
El edificio formó parte del desaparecido monasterio de San Francisco el cual fue sede de las Cortes de Castilla y de varios concilios, además de servir como residencia de reyes y designatarios eclesiásticos que acudían a Palencia. También contó con una fábrica de hábitos religiosos que abastecía a los demas conventos de la orden.
Este templo, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural al igual que otros muchos monumentos de la ciudad, es una de las reliquias de la Palencia medieval. La doble espadaña de su fachada es muy característica; el rosetón de inspiración gótica se incluyó en una remodelación llevada a cabo en el siglo XIX.
Actualmente, la iglesia de San Francisco acoge la sede de dos cofradías de la Semana Santa de Palencia: la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa.
A la iglesia de San Francisco se accede por una galería porticada, que constituyen los restos del antiguo claustro. En el interior se conjugan recursos artísticos de diferentes épocas, aunque es el arte gótico el que brilla con luz propia. Lo más sorprendente es el artesonado mudéjar de la sacristía realizado en madera policromada (s. XVI) y una capilla monástica situada en el claustro, cuyos muros y bóveda están totalmente cubiertos por calaveras. También merecen una mención especial el retablo mayor, de estilo barroco, realizado por Alonso del Manzano y la capilla funeraria de la familiaa Sarmiento.
El templo presenta una planta de nave única techada con bóveda barroca de yesería; aunque es probable que la cubierta original fuera toda ella un artesonado. El coro, construido a principios del siglo XVI, aloja un fantástico órgano barroco.
A ambos lados de la nave se abren diferentes capillas y una notable colección de retablos barrocos y neoclásicos. Destaca un Cristo crucificado del siglo XV, obra del escultor Alejo de Vahía, y la capilla de San Ildefonso, obra de Juan de Corral en el siglo XVI.
